1/5/11

El fantasma escritor

Sentada frente a su máquina de escribir, con los engranajes aceitados, lo pensó. Aspiraba a ser todo, utopía era su segundo nombre.
Un vaso de agua era su único acompañante... Las primeras letras fueron: - Creo haber encontrado al hombre de mi vida.
- Creo haber encontrado al hombre de mi vida - Me susurró una noche. Yo, muy cansada de sus cuentos, la ignoré. Me contó de sus charlas, sus fotos, sus encuentros.
Si fueron realmente asi, puedo asegurar que ahí pasaban muchas cosas.
Se sumergió en el mundo de los versos, para saciar su angustia y cobrar venganza. Una venganza de la cual Él nunca se enteró (como siempre). Ella era su fiel discípula, su sirvienta, su amiga, al menos eso creía. Él era su todo, su ideal, su razón, su amor. Él si lo sabía y la dejó estar. La traicionó una y otra vez, haciéndola enojar, llorar y sacar lo peor de sí, pero a ella nada la derrivaba.
Una vez la oí decir: - Yo voy a seguir dándome la cabeza contra la pared. Hasta que no esté en lo más profundo del pozo, no voy a dejar de intentarlo. Porque ahora estoy en la mitad y se que puedo estar tanto peor como mejor, en cambio si estoy allá abajo, no me va a quedar otra que subir.
Un pensamiento bastante masoquista opiné en aquel entonces, pero a ella nada la conmovía, su amor era más fuerte que todo. No había opinión que valga, estaba cegada de poesía de cartón, creyéndose destinataria de palabras difíciles y pegadizas.Que en mi humilde opinión,  no tenían un destinatario realmente, nunca las sentí ajenas, eran cómo la mirada de la Gioconda, siempre parece que te mira, en este caso las palabras parecían dirigidas al lector de turno.
Noches enteras leyendo su bitácora, buscándole sentido a un cuentista vacío de convicciones, sin metas ni proyectos. Buscándole una cara al escritor fantasma.
La verdad que puso la mira en la persona equivocada, o tal vez por ahora no es la correcta... Pero, ¿Cómo se va a dar cuenta de lo pelotuda que fue?
Yo intenté, realmente lo hice. Millones y millones de palabras emitidas, lágrimas derramadas, planes deshechos para que el fantasma sea el protagonista de una noche que nunca llegó.
Esa noche, volvió a su bitácora, y se dio cuenta de su mentira.
- Ese chabón es un forro, me dijo. Sútil por cierto, cómo para no perder la costumbre. Encontró lo que jamás debía haber encontrado, un texto. Una tarea, un pedido en realidad, que él le había hecho unos cuántos meses atrás. Un encargo que constaba de un dos por cuatro, giro y chambergo. Una petición asumida, jamás pudo negarle nada, y jamás valorada.  
 - Nunca lo leyó, te lo puedo asegurar. Se lo mandé muchas veces y jamás tuve una devolución. En cambio, bue no hace falta decirlo... Es un forro.
Ese adjetivo calificativo que salía con total naturalidad de su boca era moneda corriente en nuestras charlas. Muy forro, muy forro pero la forra acá sos vos que te dejás forrear por otro forro más forro que vos, le he llegado a decir. ¿Le importó? No. ¿La shockeó? Menos, ella sabía que yo tenía razón. Pero el corazón le tiraba más.
Su corazón era tan fuerte, tan orgulloso, que nunca fue capaz de decirle la verdad. Ni lo va hacer, muchas fichas están en la mesa. Un pleno no es para cualquiera.
Acá no hay un cincuenta y cincuenta, acá es a todo o nada, un hermoso pleno diría un jugador.
Los plenos son para los valientes, y a ella de valentía le faltaban un par de materias. A él en cambio le sobraban títulos, a mejor labia, destructor de sueños, cómo hacerce el pelotudo y que no se note.. Ah! en ese tenía un master.
Cada letra escrita anteriormente siento que no tiene un hilo conductor, pero no me importa. No quiero verla sufrir más. Espero que esta vez haya aprendido como dijo.
Y si cae nuevamente, estaré ahí al pie del cañón leyendo su falaz bitácora y relatos mezquinos. Esperando a que el fantasma escritor reaparezca a jugar nuevamente con la princesa.


Abril Verzura

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